Es el título de un libro, cuyo contenido no es lo que más me interesa. Si no, el título en si mismo.
Estoy más que harta de ver pasar frente a mi, amigos, compañeros, o simplemente conocidos, de un talento o inteligencia desbordantes, cansados de la vida, hastiados del mundo y de sus circunstancias vitales, que acaban cayendo en un circulo de problemas mentales, pastillas, problemas con el alcohol, las drogas, y veo como se rodean de un séquito de psiquiatras doctorados en la nada del alma.
Y no sé, si es porque esas mentes me enamoran mucho más de lo llegaré a admitir y así soy capaz de ver mucho más allá de lo que sus palabras muestran y estoy convencida de que todas los tratamientos a los que los someten agotan sus capacidades y apagan su vida.
Y que con un poco de filosofía, y un poquito de saber enfocar la vida de otra forma, sería suficiente para superar ciertas dificultades. Pero, al fin y al cabo, yo no soy nadie. No tengo ningún título.
